Honey moon
Capitulo 39
Tuvimos nuestra Honey Moon en la enorme suite del Bellagio... champagne, fresas, y un jacuzzi gigantesco.
Hicimos el amor, hicimos sexo,
pero sigo siendo virgen. Mi cabeza me tiene prisionera. Soy una vestal llena de
fuego que se consume.
Por Ez, por mí, he fingido un orgasmo. Por mi boda.
Amanece, aunque mi cabeza lleva
amanecida desde hace horas, sólo he podido dormitar algunos minutos, después de algunos segundos de abandono,
una descarga de adrenalina me recordaba que Ez y yo estábamos casados. Que Ez y yo éramos un matrimonio.
Qué Ez puede que recuerde que ya no me ama.
Me levanto despacio, camino los
metros que separan la habitación del baño, y me encierro en el con la luz apagada, con el estómago encogido
sintiendo como se retuerce en mi mentira, mientras los minúsculos
azulejos del baño reflectan un brillo azulado sobre el collar que adorna mi
cuello.
¡¡¡Por caridad!!! ¡Es posible
librarse de esta tortura!!
Soy Juana la Loca velando un cadáver desmemoriado.
Ez duerme, los somníferos que le
han recetado tienen un efecto potente, tan salvaje como un martillo de acero.
Oigo su respiración pausada, bronca, al otro lado de la puerta.
Rascafría tiene ordenes de no
contestar al teléfono, de no abrir la puerta de la calle a nadie. La rubia está
colgada del mástil de la bandera del Palacio de Telecomunicaciones.
Me pongo a llorar, tapo los
sollozos con una de las toallas que cuelgan en el
soporte del lavabo.
Sigo a oscuras viendo tan solo
el parpadeo de las letras en la pantalla de mi móvil.
Páselo bien señorita Regina
Cuide del señorito Edward
Rebién por la casa, rebién la señora, rebién por Madrid
Hace viento, el calor cesó.
Un estrecho abrazo. Rascafría.
Entre gimoteos, a salto de
teclas, Le mando un beso y apago el móvil.
No puede ser, me he pasado tres
años de mi vida deseando al hombre que tengo al lado, y ahora me siento aterida de frío, asustada.
Bebo agua a morro del grifo del lavabo, está caliente y
salada. ¿El agua de Las Vegas es potable?, me pregunto.
Corro hasta la cama, me tapo con
el edredón forrado de raso que "frisfea" por mi cabeza. Frus, frus…
Duerme Regina… duerme
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